CUBIT

La Biblioteca Cubit de Zaragoza es la primera biblioteca de España pensada y proyectada específicamente para los jóvenes. Impulsada por la Fundación Bertelsmann, Caja Inmaculada y el Ayuntamiento de Zaragoza, se trata de una biblioteca modelo en la que se combinan de forma novedosa la arquitectura, la selección de medios y el programa cultural.

El nombre de la biblioteca proviene de una combinación entre su particular forma de cubo y la importancia de los medios digitales en su contenido: en tanto que elemento de diseño, el cubo establece la relación con los terrones de azúcar (el edificio donde se ubica la biblioteca era una antigua azucarera), mientras que la propuesta de contenidos del centro lo vinculan a los bits digitales.

Cubit ofrece un innovador modelo de acceso a la información en el que se combinan recursos educativos tradicionales, como son los libros, con soportes audiovisuales y con el uso intensivo de Internet y tecnologías multimedia, en un espacio que promueve la comunicación y la interacción entre sus visitantes a través del propio discurso arquitectónico. 

La biblioteca se ha convertido en un polo de atracción para los jóvenes de la ciudad, un espacio capaz de captar a aquellas personas jóvenes que hasta ahora opinaban que una biblioteca no tiene interés para ellos. Con este objetivo, la Biblioteca Cubit es un centro en el que se va a ofrecer a los jóvenes otra forma de conocer, aprender y divertirse. 

La original arquitectura de Cubit

El aspecto del edificio es inequívocamente el de un cubo futurista, que a su vez se compone de multitud de cubos. Las paredes y los techos de estos cubos están fabricados en su totalidad en vidrio de colores, y los suelos lo están parcialmente.

En las partes superior e inferior se unen todos los espacios, que son transparentes y abiertos con lo que el usuario se mueve en un ambiente libre y despejado, donde todo se interconecta. De esta forma, el diseño interior crea resonancias con el ciberespacio y sus múltiples enlaces (links).

Toda la estructura se caracteriza por su transparencia y se consigue crear la impresión de que la biblioteca no se levanta dentro de la Antigua Azucarera, sino que flota en ella.

El arquitecto responsable del proyecto es el alemán Christian Schmitz. El cubo está unido con una torre, que llamamos “torre de libros”, mediante puentes y escaleras.

Los medios, tanto libros como DVD, CD de videojuegos, etc., están rodeados por un espacio vacío de tres plantas de altura.

A través del fondo transparente de las estanterías son los medios los que abren y cierran el espacio vacío hacia la luz exterior.
Si se han prestado muchos libros, el vestíbulo queda inundado de luz.
Si las estanterías están llenas, la luz solo atraviesa los huecos vacíos entre los libros. A mayor uso de los medios, más luz.
Una metáfora visual que es al mismo tiempo una medida del propio éxito de la oferta de contenidos de la biblioteca.